Siento el anhelo de compartir este texto que ha formado parte de mi trabajo de fin de curso en la formación «El viaje de la Mujer Cíclica» que he emprendido hace 2 años.
Ha sido una experiencia profunda y enriquecedora…un viaje iniciático, un rito, un parto…agradezco a todas mis compañeras y a las preciosas facilitadoras Sophia, Xénia y Nuria por acompañarme con tanto amor en todo el proceso.
REFLEJOS
Un viaje de transformación y sanación familiar
Al trenzar mi pelo como cada día, encontré hilo de plata
Anunciando la transformación.
La venia intuyendo hace tiempo ya…venia susurrándome palabras de tristeza, exprimiendo mis ojos, sacudiendo, desde lo más hondo de mis entrañas, mis costumbres, mis emociones…cambiando la llegada de mi sangre…poniendo boca abajo mi mundo recién construido, recién re-estructurado y por eso tan endeble y precario.
Creía haber por fin aceptado mi reflejo y nuevamente me perdía en un perfil desconocido, en unos ojos extrañamente ajenos, en una piel arrugada, blanda, decadente.
Quise destrozar todos los espejos para evitar mirarme…para no verme así…
Todo mi cuerpo decía NO en un grito silenciado por mis sollozos.
Mis brazos tendidos al frente, mis manos abiertas tensas, unos dedos temblorosos intentaban parar el tiempo…Qué ilusa…como si mi pequeño yo pudiese parar las leyes de la naturaleza, los ciclos vitales!
Y de pronto lo entiendo…después de una larga noche oscura lo comprendí…
Ahora, hoy en este día de claridad cristalina acepto el cambio…decido abrir mis brazos a la vida.
Esa vida que me quita una piel para ponerme otra.
Hoy decido aprender a amarla, respetarla y honrarla porque ahora veo en mi reflejo, detrás de mí, a todas mis ancestras una detrás de otra…mano en la mano.
Te veo madre, siento tu mirada en la que se esconde tímida la dulzura. Acaricio tus callos, las arrugas de tu piel que cuentan cuentos de luchas y renuncias, risas sofocadas y lágrimas tragadas. En este tiempo sagrado de reencuentro tu sabiduría se hace la mía y despierta en mí la magia de bruja en las noches de luna negra…
Te veo hermana, siento tu amor escondido detrás de esa armadura rota hace tiempo ya..se cuela por sus fisuras y me alcanza. Siento tu hombro junto al mío…aunque nuestros senderos no sean los mismos…
Te veo hija, siento tu abrazo alborotado y tus besos locos por mi cuello. Tu energía de doncella aun corre por mis venas, baila en mi cuando crece la luna…tus alas de mariposa te llevarán lejos. Vive amor con todas tus ganas y siente la fuerza femenina que te habita.
Nos Veo a todas. Veo nuestras vidas entrelazadas en los caminos andados y por andar, los surcos en la tierra, las piedras, las briznas de hierba que brotan de las grietas aparentemente áridas.
Veo nuestras alegrías, las lágrimas, los anhelos y las esperanzas.
Las batallas que aun perdidas han sido victoria…porque todos los pasos dado nos han traído aquí ahora unidas en un circulo sagrado compartiendo la sabiduría ANCESTRAL de SABERNOS MUJER.
texto de Arianna Ottolina
imagenes: Simona Ottolina
Bello texto y fotos, lleno de una gran sensibilidad tan pura como el agua cristalina que brota de una cascadas.
Gracias por compartir tus bellas reflexiones de tanta sabiduría.
Gracias
muchisimas gracias querida Iris!
Te abrazo
Arianna
Que hermosas reflexiones ! Lo profundo y veraz de las mismas …llegan al alma.
Gracias Patricia! 🙂