Muchas personas creen en la existencia del bien y el mal como dos realidades puras, opuestas y enfrentadas, en los distintos escenarios que la realidad ofrece a lo largo de la historia humana. Esta creencia solo sirve para generar más conflicto en las relaciones humanas. Investiguemos:
Probablemente, la mayor aportación de Carl Gustav Jung a la comprensión de la psique humana, radique en terminar con esta concepción dual sobre el bien y el mal. Lo que hace creer en cualquier conflicto, a los unos, siempre vistos a sí mismos como “los buenos”, con la legitimidad de destruir a los otros, vistos al 100% como “los malos”; sin llegar a comprender que, en gran medida, un alto porcentaje de la maldad vista en “el enemigo”, es de cosecha propia, reprimida inconscientemente, y proyectada sobre este, como si de una pantalla de cine se tratara.
A menor escala, cuando juzgamos y criticamos a alguien efusivamente, estamos proyectando nuestro lado oscuro sobre esa persona; con lo cual, será imposible resolver el conflicto de base, que se mantendrá en el tiempo, por más que eliminemos, uno tras otro, a los malvados enemigos que nos iremos encontrando indefinidamente.
Probablemente, la mayor aportación de Carl Gustav Jung a la comprensión de la psique humana, radique en terminar con esta concepción dual sobre el bien y el mal. Lo que hace creer en cualquier conflicto, a los unos, siempre vistos a sí mismos como “los buenos”, con la legitimidad de destruir a los otros, vistos al 100% como “los malos”; sin llegar a comprender que, en gran medida, un alto porcentaje de la maldad vista en “el enemigo”, es de cosecha propia, reprimida inconscientemente, y proyectada sobre este, como si de una pantalla de cine se tratara.
A menor escala, cuando juzgamos y criticamos a alguien efusivamente, estamos proyectando nuestro lado oscuro sobre esa persona; con lo cual, será imposible resolver el conflicto de base, que se mantendrá en el tiempo, por más que eliminemos, uno tras otro, a los malvados enemigos que nos iremos encontrando indefinidamente.
Solo comprendiendo que el mal que radica en nosotros, es el causante del tremendo conflicto, la raíz del mal, que mantenemos proyectada sobre los enemigos externos, tendremos la gran oportunidad de realizar el trabajo interior de comprenderlo, aceptarlo y perdonarlo, superando el miedo y el rechazo hacia dicha persona, aunque luego, no mantengamos una relación con ella; lo importante es que el conflicto se ha resuelto en nuestro corazón, lo que nos devuelve la paz interior, al margen de lo que suceda fuera. Una vez que aceptamos y reconocemos nuestro lado oscuro, podremos verlo en otros, en alguna medida, pero sin alterarnos y querer reprimirlo fuera, porque, sencillamente, ya no lo tendremos reprimido dentro. Amar a mi enemigo solo es posible, si antes amo al enemigo que hay en mí, viéndolo cara a cara, sin proyectarlo fuera, muy conscientemente. Aunque se trata de un trance doloroso y de mal gusto, en un primer momento, cuando llego a integrarlo, puedo contemplarlo fuera, serenamente, y convivir con ello; buscando soluciones no violentas, pudiendo incluso, crecer y aprender con ello; pudiendo incluso, construir una relación basada en el amor, el respeto y la tolerancia a esas diferencias, hasta ahora inaceptables.
Fuente:http://carloslopezmelo.com/