gracias a Antonio Consuegra Sebastián por este interesante artículo…
Desde la lógica de la supervivencia y la búsqueda de seguridad, esta “imagen” tiene una perfecta razón de ser; ahora bien, desde una lógica profunda, la división de la psique genera conflicto y presión interna. De hecho, esta misma división es la raíz del conflicto; en realidad, todos los conflictos que vemos en el mundo son un reflejo de lo que ocurre en nuestro interior.
Sucede que la identidad personal y la sombra psicológica son las dos caras de una misma moneda, los dos polos de un mismo proceso: nos identificamos con un aspecto y rechazamos al otro, uno aflora en el consciente y al otro lo “empujamos” hacia el inconsciente.
En este estadio de conciencia, el conflicto entreconsciente e inconscientegenera una continua tensión interior; sucede que empleamos una gran cantidad de energía en la contención de la sombra, energía que bien podría ser empleada en el proceso de desarrollo y expansión de la autoconsciencia. Por otra parte, la sombra pulsa por emerger y, de hecho, inevitablemente lo hace, ya sea a través de comportamientos y pautas abruptas o exageradas, o bien a través de síntomas y enfermedades.
Este conflicto corresponde a un determinado estadio de desarrollo, si bien elimpulso evolutivo de la conciencia marca claramente cuándo es el momento de seguir creciendo y expandiendo.
“Ningún problema puede ser resuelto por el mismo nivel de conciencia que lo creó.”
-Albert Einstein-
Todos los problemas derivados de esta fragmentación, de esta disputa dualista y antagónica, para resolverse tienen que ser asumidos y reconciliados en un nivel de consciencia que los trascienda a ambos, o, dicho en otras palabras: los estragos de una consciencia dividida sólo pueden ser resueltos en una consciencia unificada e integrada.
Cuando “le damos voz” a la sombra, cuando la reconocemos y aceptamos como una parte de nosotros mismos, canalizando de forma adecuada su expresión y descubriendo el mensaje que nos trae, ésta va perdiendo virulencia de forma paulatina. Entonces sucede que, poco a poco, se va produciendo la integración de esos aspectos excluidos de nosotros mismos. Es por ello que el primer paso es reconocer nuestra sombra, acercarnos a ella permitiéndole que se exprese en nuestra consciencia.
Evolución en cierta medida equivale a integración progresiva de la totalidad. Aquellos que opten por la renovación de su totalidad psíquica, tomarán contacto con las fuerzas sombrías que gravitan en su inconsciente.
Ahora bien, el proceso de expansión de la consciencia pasa no solo por la integración de la sombra –antes rechazada-, sino, en la misma medida, por la ampliación y maduración de nuestra auto imagen o identidad personal.
“La oscuridad de la psique debe ser aceptada, entendida y, en última instancia, reconciliada con la luz en un estado de totalidad que no es ni luz ni oscuridad, sino una condición que las incluye a ambas, y que es más que cualquiera de ellas.”
-Carl Gustav Jung-
La práctica de la meditación está íntimamente ligada a este proceso de integración, desarrollo y ampliación de nuestra identidad, puesto que permite trabajar precisamente la no evasión, la no represión y la no identificación. En meditación emerge progresivamente un estado de consciencia que permite ver y acoger; el mundo interior y el mundo exterior se realizan y se consuma la totalidad de lo que es.
La meditación permite desplegar o revelar una mirada que acoge, concilia y unifica, permitiendo que toda polaridad sea contemplada como una danza creativa en la que es amorosamente acogida y silenciosamente celebraba.
El juego de los espejos
“Reconoce aquello que tienes a la vista, y te será revelado aquello que está oculto.”
-Evangelio de Tomás-
La meditación puede extenderse más allá de los espacios de la práctica formal. En realidad, es en el mundo –con sus complejas relaciones– donde podremos más fácilmente advertir la existencia de la sombra, ya que nada sucede a nuestro alrededor que no forme parte de nosotros mismos.
El juicio –sobre todo el “condenatorio”– me hace vivir aquello que más me molesta, aquello que se halla precisamente oculto en mi sombra. El juicio siempre habla de mí: ¿qué es lo que critico o no soporto de esa persona? Aquello que rechazo del otro es lo que en realidad rechazo en mí.
El mundo refleja la sombra latente en el inconsciente. El juego de los espejos nos ayuda a reconocernos a través de los demás, al tiempo que permite, con consciencia, alumbrar e integrar lo inconsciente. Siobservamos atentamente nuestros juicios, nuestras formas de hablar y de relacionarnos; si alumbramos e indagamos en nuestras pautas, en nuestras repeticiones y exageraciones, lo inconsciente se hace progresivamente consciente, y el conflicto disminuye, al tiempo que nuestra consciencia se amplía.